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Es cierto, amada mía, hermana mía, es cierto! Como las bestias grises que en los potreros pastan, y en los potreros se aman, como las bestias grises! Como las castas ebrias que poblaron la tierra matándose y amándose, como las castas ebrias!
Como el latido de las corolas abiertas dividiendo la joya futura de la siembra, como el latido de las corolas abiertas!
Empujado por los designios de la tierra como una ola en el mar hacia ti va mi cuerpo. Y tú, en tu carne, encierras las pupilas sedientas con que miraré cuando estos ojos que tengo se me llenen de tierra.
Pablo Neruda, 1923
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