AMARANTA
... calzó de viento ...
GÓNGORA
Rubios, pulidos senos de Amaranta, por una lengua de lebrel limados. Pórticos de limones, desviados por el canal que asciende a tu garganta.
Rojo, un puente de rizos se adelanta e incendia tus marfiles ondulados. Muerde, heridor, tus dientes desangrados, y corvo, en vilo, al viento te levanta.
La soledad, dormida en la espesura, calza su pie de céfiro y desciende del olmo alto al mar de la llanura.
Su cuerpo en sombra, oscuro, se le enciende, y gladiadora, como un ascua impura, entre Amaranta y su amador se tiende.
Rafael Alberti
... calzó de viento ...
GÓNGORA
Rubios, pulidos senos de Amaranta, por una lengua de lebrel limados. Pórticos de limones, desviados por el canal que asciende a tu garganta.
Rojo, un puente de rizos se adelanta e incendia tus marfiles ondulados. Muerde, heridor, tus dientes desangrados, y corvo, en vilo, al viento te levanta.
La soledad, dormida en la espesura, calza su pie de céfiro y desciende del olmo alto al mar de la llanura.
Su cuerpo en sombra, oscuro, se le enciende, y gladiadora, como un ascua impura, entre Amaranta y su amador se tiende.
Rafael Alberti
1 comentario:
Ayy, qué nitidez y qué combinación de colores lindos; especialmente los rojizos.
Hasta un pescado te queda artístico, con lo feo que son jajaja.
Eres un grande Eduardo.
Muchos cariños.
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