Amada, el aurea dice tu pura veste blanca... No te verán mis ojos; ¡mi corazón te aguarda!
El viento me ha traído tu nombre en la mañana; el eco de tus pasos repite la montaña... No te verán mis ojos; ¡mi corazón te aguarda!
En las sombrías torres repican las campanas... No te verán mis ojos; ¡mi corazón te aguarda!
Los golpes del martillo dicen la negra caja; y el sitio de la fosa, los golpes de la azada... No te verán mis ojos; ¡mi corazón te aguarda!
Antonio Machado
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