[A LA MUDANZA DE LA FORTUNA]
Yo vi del rojo sol la luz serena turbarse, y que en un punto desaparece su alegre faz, y en torno se oscurece el cielo, con tiniebla de horror llena.
El Austro proceloso airado suena, crece su furia, y la tormenta crece, y en los hombros de Atlante se estremece el alto Olimpo, y con espanto truena;
Mas luego vi romperse el negro velo deshecho en agua, y a su luz primera restituirse alegre el claro día,
Y de nuevo esplendor ornado el cielo miré, y dije: ¿Quién sabe si le espera igual mudanza a la fortuna mía?
Juan de Arquijo
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