AMAR EL SUFRIMIENTO
¿Por qué, Señor, he de esperar al día en que la pena ahogue mi garganta para sentir la fe con fuerza tanta que llegue a ser feliz en mi agonía?
¿Por qué, Señor, mi fe suele ser fría sin comprender lo grande de tu empeño, sin querer soportar divino leño para no entorpecer la vida mía?
Dame, Señor, la fe y en tal cuantía que en la felicidad ame la muerte y que en el sufrimiento ame la vida.
Que no espere, Señor, a estar ahogada por las penas sangrantes de una herida para aceptar, de Ti, carga pesada.
Blanca-María Alonso Rodríguez
¿Por qué, Señor, he de esperar al día en que la pena ahogue mi garganta para sentir la fe con fuerza tanta que llegue a ser feliz en mi agonía?
¿Por qué, Señor, mi fe suele ser fría sin comprender lo grande de tu empeño, sin querer soportar divino leño para no entorpecer la vida mía?
Dame, Señor, la fe y en tal cuantía que en la felicidad ame la muerte y que en el sufrimiento ame la vida.
Que no espere, Señor, a estar ahogada por las penas sangrantes de una herida para aceptar, de Ti, carga pesada.
Blanca-María Alonso Rodríguez
1 comentario:
¡Qué nitidez!... ¡Qué creatividad!... ¡Qué belleza!...¡Qué ricas mandarinas!
Ahora no sé qué hacer, miré la página y me gustan todas las fotos Eduardo. Así que no te lleves por los comentarios, escojo un lugar para escribir; pero eso no les quita mérito a las demás.
Sigo que ando buscando una manzana que tenía huequitos como un queso.
Un beso. (Me salió con rima)
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