
MALVA-LUNA-DE-YELO
Las floridas espaldas ya en la nieve, y los cabellos de marfil al viento. Agua muerta en la sien, el pensamiento color halo de luna cuando llueve.
¡Oh qué clamor bajo del seno breve; qué palma al aire el solitario aliento, qué témpano cogido al firmamento, el pie descalzo, que a morir se atreve!
¡Brazos de mar, en cruz, sobre la helada bandeja de la noche; senos fríos, de donde surte, yerta, la alborada;
oh piernas como dos celestes ríos, Malva-luna-de-yelo, amortajada bajo las mares de los ojos míos!
Rafael Alberti, 1924
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