viernes, 30 de mayo de 2008

Arbol



ADÁN
A PABLO NERUDA, RODEADO DE FANTASMAS
Árbol de Sangre riega la mañana por donde gime la recién parida. Su voz deja cristales en la herida y un gráfico de hueso en la ventana.
Mientras la luz que viene fija y gana blancas metas de fábula que olvida el tumulto de venas en la huida hacia el turbio frescor de la manzana,
Adam sueña en la fiebre de la arcilla un niño que se acerca galopando por el doble latir de su mejilla.
Pero otro Adán oscuro está soñando neutra luna de piedra sin semilla donde el niño de luz se irá quemando.
1 de diciembre de 1929
Federico García Lorca, 1929

Campo Manchego 468@08


ARBOLÉ, ARBOLÉ...
Arbolé, arbolé seco y verdé.
La niña del bello rostro está cogiendo aceituna. El viento, galán de torres, la prende por la cintura. Pasaron cuatro jinetes sobre jacas andaluzas con trajes de azul y verde, con largas capas oscuras. «Vente a Córdoba, muchacha». La niña no los escucha. Pasaron tres torerillos delgaditos de cintura, con trajes color naranja y espadas de plata antigua. «Vente a Sevilla, muchacha». La niña no los escucha. Cuando la tarde se puso morada, con luz difusa, pasó un joven que llevaba rosas y mirtos de luna. «Vente a Granada, muchacha». Y la niña no lo escucha. La niña del bello rostro sigue cogiendo aceituna, con el brazo gris del viento ceñido por la cintura.
Arbolé arbolé seco y verdé.

Federico García Lorca

Amapolas 3578@08



ÁRBOL DE CANCIÓN
PARA ANA MARÍA DALÍ
Caña de voz y gesto, una vez y otra vez tiembla sin esperanza en el aire de ayer.
La niña suspirando lo quería coger; pero llegaba siempre un minuto después.
¡Ay sol! ¡Ay luna, luna! Un minuto después. Sesenta flores grises enredaban sus pies.
Mira cómo se mece una vez y otra vez, virgen de flor y rama, en el aire de ayer.

Federico García Lorca

Campo Manchego 567@08



ANDALUZAS
A MIGUEL PIZARRO (EN LA IRREGULARIDAD SIMÉTRICA DEL JAPÓN)
CANCIÓN DE JINETE (1860)
En la luna negra de los bandoleros, cantan las espuelas.
Caballito negro. ¿Dónde llevas tu jinete muerto?
...Las duras espuelas del bandido inmóvil que perdió las riendas.
Caballito frío. ¡Qué perfume de flor de cuchillo!
En la luna negra, sangraba el costado de Sierra Morena.
Caballito negro. ¿Dónde llevas tu jinete muerto?
La noche espolea sus negros ijares clavándose estrellas.
Caballito frío. ¡Qué perfume de flor de cuchillo!
En la luna negra, ¡un grito! y el cuerno largo de la hoguera.
Caballito negro. ¿Dónde llevas tu jinete muerto?

Federico García Lorca, 1923

Campo Manchego 436@08



ANDA JALEO
Yo me alivié a un pino verde por ver si la divisaba, y sólo divisé el polvo del coche que la llevaba. Anda jaleo, jaleo: ya se acabó el alboroto y vamos al tiroteo.
No salgas, paloma, al campo, mira que soy cazador, y si te tiro y te mato para mí será el dolor, para mí será el quebranto, Anda, jaleo, jaleo: ya se acabó el alboroto y vamos al tiroteo.
En la calle de los Muros han matado una paloma. Yo cortaré con mis manos las flores de su corona. Anda jaleo, jaleo: ya se acabó el alboroto y vamos al tiroteo.

Federico García Lorca

CampoManchego345678208



DOS MUCHACHAS
AMPARO
Amparo ¡qué sola estás en tu casa vestida de blanco!
(Ecuador entre el jazmín y el nardo).
Oyes los maravillosos surtidores de tu patio, y el débil trino amarillo del canario.
Por la tarde ves temblar los cipreses con los pájaros, mientras bordas lentamente letras sobre el cañamazo.
Amparo, ¡qué sola estás en tu casa, vestida de blanco!
Amparo, ¡y qué difícil decirte: yo te amo!

Federico García Lorca

Primavera Manchega 355@08



EL POETA PIDE A SU AMOR QUE LE ESCRIBA
Amor de mis entrañas, viva muerte, en vano espero tu palabra escrita y pienso, con la flor que se marchita, que si vivo sin mí quiero perderte.
El aire es inmortal. La piedra inerte ni conoce la sombra ni la evita. Corazón interior no necesita la miel helada que la luna vierte.
Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas, tigre y paloma, sobre tu cintura en duelo de mordiscos y azucenas.
Llena pues de palabras mi locura o déjame vivir en mi serena noche del alma para siempre oscura.

Federico García Lorca

Road



TEORÍAS
CAZADOR
¡Alto pinar! Cuatro palomas por el aire van.
Cuatro palomas vuelan y tornan. Llevan heridas sus cuatro sombras.
¡Bajo pinar! Cuatro palomas en la tierra están.

Federico García Lorca

Bombo Manchego 46348@08



ALMA AUSENTE
No te conoce el toro ni la higuera, ni caballos ni hormigas de tu casa. No te conoce tu recuerdo mudo porque te has muerto para siempre.
No te conoce el lomo de la piedra, ni el raso negro donde te destrozas. No te conoce tu recuerdo mudo porque te has muerto para siempre.
El otoño vendrá con caracolas, uva de niebla y montes agrupados, pero nadie querrá mirar tus ojos porque te has muerto para siempre.
Porque te has muerto para siempre, como todos los muertos de la Tierra, como todos los muertos que se olvidan en un montón de perros apagados.
No te conoce nadie. No. Pero yo te canto. Yo canto para luego tu perfil y tu gracia. La madurez insigne de tu conocimiento. Tu apetencia de muerte y el gusto de su boca.
La tristeza que tuvo tu valiente alegría. Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace, un andaluz tan claro, tan rico de aventura. Yo canto su elegancia con palabras que gimen y recuerdo una brisa triste por los olivos.

Federico García Lorca, 1935

Campo Manchego 4@08



ALBA
Mi corazón oprimido Siente junto a la alborada El dolor de sus amores Y el sueño de las distancias. La luz de la aurora lleva Semilleros de nostalgias Y la tristeza sin ojos De la médula del alma. La gran tumba de la noche Su negro velo levanta Para ocultar con el día La inmensa cumbre estrellada.
¡Qué haré yo sobre estos campos Cogiendo nidos y ramas Rodeado de la aurora Y llena de noche el alma! ¡Qué haré si tienes tus ojos Muertos a las luces claras Y no ha de sentir mi carne El calor de tus miradas! ¿Por qué te perdí por siempre En aquella tarde clara? Hoy mi pecho está reseco Como una estrella apagada.
Granada, abril de 1919

Federico García Lorca, 1919

Cielos Manchegos 546@08



CANCIONES PARA TERMINAR
AGUA, ¿DÓNDE VAS?...
Agua, ¿dónde vas? Riyendo voy por el río a las orillas del mar.
Mar, ¿adónde vas?
Río arriba voy buscando fuente donde descansar.
Chopo, y tú ¿qué harás?
No quiero decirte nada. Yo... ¡temblar!
¡Qué deseo, qué no deseo, por el río y por la mar!
(Cuatro pájaros sin rumbo en el alto chopo están).

Federico García Lorca

Campo Manchego 358@08



ADÁN
A PABLO NERUDA, RODEADO DE FANTASMAS
Árbol de Sangre riega la mañana por donde gime la recién parida. Su voz deja cristales en la herida y un gráfico de hueso en la ventana.
Mientras la luz que viene fija y gana blancas metas de fábula que olvida el tumulto de venas en la huida hacia el turbio frescor de la manzana,
Adam sueña en la fiebre de la arcilla un niño que se acerca galopando por el doble latir de su mejilla.
Pero otro Adán oscuro está soñando neutra luna de piedra sin semilla donde el niño de luz se irá quemando.
1 de diciembre de 1929
Federico García Lorca, 1929

Cielos Manchegos 45673@08


Abejaruco. En tus árboles oscuros. Noche de cielo balbuciente y aire tartamudo.
Tres borrachos eternizan sus gestos de vino y luto. Los astros de plomo giran sobre un pie. Abejaruco. En tus árboles oscuros.
Dolor de sien oprimida con guirnalda de minutos. ¿Y tu silencio? Los tres borrachos cantan desnudos. Pespunte de seda virgen tu canción. Abejaruco. Uco uco uco uco. Abejaruco.

Federico García Lorca

miércoles, 28 de mayo de 2008

Bodegón 435687208



EN EL DÍA DE SU MUERTE A MANO ARMADA
Decidme de una vez si no fue alegre todo aquello 5 x 5 entonces no eran todavía 25 ni el alba había pensado en la negra existencia de los malos cuchillos. Yo te juro a la luna no ser cocinero, tú me juras a la luna no ser cocinera, él nos jura a la luna no ser siquiera humo de tan tristísima cocina. ¿Quién ha muerto? La oca está arrepentida de ser pato, el gorrión de ser profesor de lengua china, el gallo de ser hombre, yo de tener talento y admirar lo desgraciada que suele ser en el invierno la suela de un zapato. A una reina se le ha perdido su corona, a un presidente de república su sombrero, a mí... Creo que a mí no se me ha perdido nada, que a mí nunca se me ha perdido nada, que a mí... ¿Qué quiere decir buenos días?

Rafael Alberti, 1929

Para Vivian


Por se admiradora de mis fotos,yo también lo soy de las tuyas....
CUBA DENTRO DE UN PIANO
Cuando mi madre llevaba un sorbete de fresa por sombrero y el humo de los barcos aun era humo de habanero. Mulata vuelta bajera. Cádiz se adormecía entre fandangos y habaneras y un lorito al piano quería hacer de tenor. Dime dónde está la flor que el hombre tanto venera. Mi tío Antonio volvía con su aire de insurrecto. La Cabaña y el Príncipe sonaban por los patios del Puerto. (Ya no brilla la Perla azul del mar de las Antillas. Ya se apagó, se nos ha muerto). Me encontré con la bella Trinidad. Cuba se había perdido y ahora era verdad. Era verdad, no era mentira. Un cañonero huido llegó cantándolo en guajiras. La Habana ya se perdió. Tuvo la culpa el dinero... Calló, cayó el cañonero. Pero después, pero ¡ah! después... fue cuando al SÍ lo hicieron YES.

Rafael Alberti

Rosas 346897@08



EL FAROLERO Y SU NOVIA
—Bien puedes amarme aquí, que la luna yo encendí, tú, por ti, sí, tú, por ti. —Sí, por mí. —Bien puedes besarme aquí, faro, farol farolera, la más álgida que vi. —Bueno, sí. —Bien puedes matarme aquí, gélida novia lunera del faro farolerí. —Ten. ¿Te di?

Rafael Alberti

Rosas 4587@08



DESAHUCIO
Ángeles malos o buenos, que no sé, te arrojaron en mi alma. Sola, sin muebles y sin alcobas, deshabitada. De rondón, el viento hiere las paredes, las más finas, vítreas láminas. Humedad. Cadenas. Gritos. Ráfagas. Te pregunto: ¿cuándo abandonas la casa, dime, qué ángeles malos, crueles, quieren de nuevo alquilarla? Dímelo.

Rafael Alberti

Bodegón 34587@08


Rubios, pulidos senos de Amaranta, por una lengua de lebrel limados. Pórticos de limones, desviados por el canal que asciende a tu garganta.
Rojo, un puente de rizos se adelanta e incendia tus marfiles ondulados. Muerde, heridor, tus dientes desangrados, y corvo, en vilo, al viento te levanta.
La soledad, dormida en la espesura, calza su pie de céfiro y desciende del olmo alto al mar de la llanura.
Su cuerpo en sombra, oscuro, se le enciende, y gladiadora, como un ascua impura, entre Amaranta y su amador se tiende.

Rafael Alberti

Herido



A FEDERICO GARCÍA LORCA
Sal tú, bebiendo campos y ciudades, en largo ciervo de agua convertido, hacia el mar de las albas claridades, del martín-pescador mecido nido;
que yo saldré a esperarte, amortecido, hecho junco, a las altas soledades, herido por el aire y requerido por tu voz, sola entre las tempestades.
Deja que escriba, débil junco frío, mi nombre en esas aguas corredoras, que el viento llama, solitario, río.
Disuelto ya en tu nieve el nombre mío, vuélvete a tus montañas trepadoras, ciervo de espuma, rey del monterío.

Rafael Alberti, 1924

Rosa 9538@08


ALGUIEN
Alguien barre y canta y barre (zuecos en la madrugada). Alguien dispara las puertas. ¡Qué miedo, madre! (¡Ay, los que en andas del viento, en un velero a estas horas vayan arando los mares!) Alguien barre y canta y barre. Algún caballo, alejándose, imprime su pie en el eco de la calle. ¡Qué miedo, madre! ¡Si alguien llamara a la puerta! ¡Si se apareciera padre con su túnica talar chorreando!... ¡Qué horror, madre! Alguien barre y canta y barre.

Rafael Alberti

jueves, 22 de mayo de 2008

En un lugar de La Mancha 579@08


Estos pensamientos le hicieron titubear en su propósito; mas pudiendo más su locura que otra razón alguna, propuso de hacerse armar caballero del primero que topase, a imitación de otros muchos que así lo hicieron, según él había leído en los libros que tal le tenían. En lo de las armas blancas pensaba limpiarlas de manera, en teniendo lugar, que lo fuesen más que un armiño: y con esto se quietó y prosiguió su camino, sin llevar otro que el que su caballo quería, creyendo que en aquello consistía la fuerza de las aventuras. Yendo, pues, caminando nuestro flamante aventurero, iba hablando consigo mismo, y diciendo: ¿Quién duda sino que en los venideros tiempos, ciando salga a luz la verdadera historia de mis famosos hechos, que el sabio que los escribiere, no ponga, cuando llegue a contar esta mi primera salida tan de mañana, de esta manera? "Apenas había el rubicundo Apolo tendido por la faz de la ancha y espaciosa tierra las doradas hebras de sus hermosos cabellos, y apenas los pequeños y pintados pajarillos con sus arpadas lenguas habían saludado con dulce y meliflua armonía la venida de la rosada aurora que dejando la blanda cama del celoso marido, por las puertas y balcones del manchego horizonte a los mortales se mostraba, cuando el famoso caballero D. Quijote de la Mancha, dejando las ociosas plumas, subió sobre su famoso caballo Rocinante, y comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo de Montiel."

En un lugar de La Mancha 8357@08


Hechas, pues, estas prevenciones, no quiso aguardar más tiempo a poner en efecto su pensamiento, apretándole a ello la falta que él pensaba que hacía en el mundo su tardanza, según eran los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar, sinrazones que enmendar, y abusos que mejorar, y deudas que satisfacer; y así, sin dar parte a persona alguna de su intención, y sin que nadie le viese, una mañana, antes del día (que era uno de los calurosos del mes de Julio), se armó de todas sus armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza, y por la puerta falsa de un corral, salió al campo con grandísimo contento y alborozo de ver con cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo. Mas apenas se vió en el campo, cuando le asaltó un pensamiento terrible, y tal, que por poco le hiciera dejar la comenzada empresa: y fue que le vino a la memoria que no era armado caballero, y que, conforme a la ley de caballería, ni podía ni debía tomar armas con ningún caballero; y puesto qeu lo fuera, había de llevar armas blancas, como novel caballero, sin empresa en el escudo, hasta que por su esfuerzo la ganase.

En un lugar de La Mancha 8567@08


Imaginábase el pobre ya coronado por el valor de su brazo por lo menos del imperio de Trapisonda: y así con estos tan agradables pensamientos, llevado del estraño gusto que en ellos sentía, se dió priesa a poner en efecto lo que deseaba. Y lo primero que hizo, fue limpiar unas armas, que habían sido de sus bisabuelos, que, tomadas de orín y llenas de moho, luengos siglos había que estaban puestas y olvidadas en un rincón. Limpiólas y aderezólas lo mejor que pudo; pero vió que tenían una gran falta, y era que no tenía celada de encaje, sino morrión simple; mas a esto suplió su industria, porque de cartones hizo un modo de media celada, que encajada con el morrión, hacía una apariencia de celada entera. Es verdad que para probar si era fuerte, y podía estar al riesgo de una cuchillada, sacó su espada, y le dió dos golpes, y con el primero y en un punto deshizo lo que había hecho en una semana: y no dejó de parecerle mal la facilidad con que la había hecho pedazos, y por asegurarse de este peligro, lo tornó a hacer de nuevo, poniéndole unas barras de hierro por de dentro de tal manera, que él quedó satisfecho de su fortaleza; y, sin querer hacer nueva experiencia de ella, la diputó y tuvo por celada finísima de encaje. Fue luego a ver a su rocín, y aunque tenía más cuartos que un real, y más tachas que el caballo de Gonela, que tantum pellis, et ossa fuit, le pareció que ni el Bucéfalo de Alejandro, ni Babieca el del Cid con él se igualaban. Cuatro días se le pasaron en imaginar qué nombre le podría: porque, según se decía él a sí mismo, no era razón que caballo de caballero tan famoso, y tan bueno él por sí, estuviese sin nombre conocido; y así procuraba acomodársele, de manera que declarase quien había sido, antes que fuese de caballero andante, y lo que era entones: pues estaba muy puesto en razón, que mudando su señor estado, mudase él también el nombre; y le cobrase famoso y de estruendo, como convenía a la nueva orden y al nuevo ejercicio que ya profesaba: y así después de muchos nombres que formó, borró y quitó, añadió, deshizo y tornó a hacer en su memoria e imaginación, al fin le vino a llamar ROCINANTE, nombre a su parecer alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando fue rocín, antes de lo que ahora era, que era antes y primero de todos los rocines del mundo. Puesto nombre y tan a su gusto a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en este pensamiento, duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar DON QUIJOTE, de donde como queda dicho, tomaron ocasión los autores de esta tan verdadera historia, que sin duda se debía llamar Quijada, y no Quesada como otros quisieron decir. Pero acordándose que el valeroso Amadís, no sólo se había contentado con llamarse Amadís a secas, sino que añadió el nombre de su reino y patria, por hacerla famosa, y se llamó Amadís de Gaula, así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya, y llamarse DON QUIJOTE DE LA MANCHA, con que a su parecer declaraba muy al vivo su linaje y patria, y la honraba con tomar el sobrenombre della.

En un lugar de La Mancha 835@08


Decía él, que el Cid Ruy Díaz había sido muy buen caballero; pero que no tenía que ver con el caballero de la ardiente espada, que de sólo un revés había partido por medio dos fieros y descomunales gigantes. Mejor estaba con Bernardo del Carpio, porque en Roncesvalle había muerto a Roldán el encantado, valiéndose de la industria de Hércules, cuando ahogó a Anteo, el hijo de la Tierra, entre los brazos. Decía mucho bien del gigante Morgante, porque con ser de aquella generación gigantesca, que todos son soberbios y descomedidos, él solo era afable y bien criado; pero sobre todos estaba bien con Reinaldos de Montalbán, y más cuando le veía salir de su castillo y robar cuantos topaba, y cuando en Allende robó aquel ídolo de Mahoma, que era todo de oro, según dice su historia. Diera él, por dar una mano de coces al traidor de Galalón, al ama que tenía y aun a su sobrina de añadidura.

En u lugar de la Mancha 4687@08


En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio, y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamientos, como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles, y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo.

En un lugar de La Mancha 8@08


Tuvo muchas veces competencia con el cura de su lugar (que era hombre docto graduado en Sigüenza), sobre cuál había sido mejor caballero, Palmerín de Inglaterra o Amadís de Gaula; mas maese Nicolás, barbero del mismo pueblo, decía que ninguno llegaba al caballero del Febo, y que si alguno se le podía comparar, era don Galaor, hermano de Amadís de Gaula, porque tenía muy acomodada condición para todo; que no era caballero melindroso, ni tan llorón como su hermano, y que en lo de la valentía no le iba en zaga.

Consuegra 857@08


Es, pues, de saber, que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso (que eran los más del año) se daba a leer libros de caballerías con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura, para comprar libros de caballerías en que leer; y así llevó a su casa todos cuantos pudo haber dellos; y de todos ningunos le parecían tan bien como los que compuso el famoso Feliciano de Silva: porque la claridad de su prosa, y aquellas intrincadas razones suyas, le parecían de perlas; y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafío, donde en muchas partes hallaba escrito: la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura, y también cuando leía: los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas se fortifican, y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza. Con estas y semejantes razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas, y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara, ni las entendiera el mismo Aristóteles, si resucitara para sólo ello. No estaba muy bien con las heridas que don Belianis daba y recibía, porque se imaginaba que por grandes maestros que le hubiesen curado, no dejaría de tener el rostro y todo el cuerpo lleno de cicatrices y señales; pero con todo alababa en su autor aquel acabar su libro con la promesa de aquella inacabable aventura, y muchas veces le vino deseo de tomar la pluma, y darle fin al pie de la letra como allí se promete; y sin duda alguna lo hiciera, y aun saliera con ello, si otros mayores y continuos pensamientos no se lo estorbaran.

En un lugar de la Mancha 935@08


Que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo D. Quijote de la Mancha
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.

Consuegra 39578@08



DESHABITADO
Estoy deshabitado, sin rumores filtrándose por puerta ni ventana; me ignora el despertar de la mañana, con su estrépito alegre y sus colores.
Hermético recinto, en que las flores mueren de amarga soledad temprana, en la sombra, el silencio y la desgana que constituyen mis alrededores.
Sé que un mundo adyacente y verbenero, más ficticio quizá que verdadero, vibra, pulula, ofrece en la fachada.
Estuve en él, y le encontré vacío, y ahora, en este rincón que llamo mío, deshabitado vivo, con mi nada.
Francisco Álvarez-Hidalgo

jueves, 15 de mayo de 2008

Primavera Manchega 94578@08



SUEÑA EL SUEÑO SOÑADO
Sueña el sueño soñado, y soñandouna nación se ha levantadoen ella su pueblo se ha agitadopor la ansiada paz sigue luchando. Sueña el sueño soñado, y soñandosu voluntad firme has encontradoen defender al mas necesitadotendiendo la mano lo esta rogando. Sueña el mendigo con su riquezaatesorada de mucha alegríael rico encuentra dentro su pobreza. Despierta ahora, que despierta un díaen el que tu sueño soñado empiezaa realizarse con energía.
Javier Pérez-Ayala Huertas

Primavera Manchega 9@08



SOÑÉ QUE VENÍAS
Soñé que venías y me queríasentre caricias me dabas un besocorrespondías con tu amor traviesomirando aquellas estrellas tan frías. Soñé con mis versos con alegría,por fin uno te conseguía tocarque nunca me querías abandonarmas corta cada vez la lejanía De súbito me desperté llorandonuestro afecto se había perdidopor nuestra amistad me encontré rezando de mi culpa me desborde abatidoque de este amor de contrabandodisipa la amistad que hemos tenido.
Javier Pérez-Ayala Huertas

Primavera Manchega 93578@08


Qué buscas en la calmaque no encuentras en el almaahogar un sentimientoque te lleva al desaliento. Te creas un mundo patéticocon singulares personajesque burlan lo estéticoy te hacen sabotajes. Me buscas en mi traje,en la soledad de tu compañíaenmascaro mi falta de corajelo que nunca te diría.
Javier Pérez-Ayala Huertas

Primavera Manchega 8957@08



NO TE CONOZCO
No te conozco en el despertar claroni en las tibias noches de este veranoni en mi verso llano, ni en el humanolamento que te lleva al desamparo. No te conozco en tu cruento recuerdode amor vivido en tu intimo erotismo,ni en cariño que te arrima al abismo de argumentos de nuestro desacuerdo. Te conozco en tu sonrisa que es brisaen los labios de tu boca malteada en tus ojos de pupila sumisa en la envidia que tengo de tu almohadaen la furtiva mirada indecisaque besa tu cara de enamorada.
Javier Pérez-Ayala Huertas

Charco



Navega mi velero. El mar ha enfurecidoporque no te has hundidonavegando altanero. Navega tu ligero,por el desconocidoque se ha apercibidoque usas buen timonero. Navega con esmeroel viento detenido olas ha recogido.Buscas amarradero.
Javier Pérez-Ayala Huertas

Primavera Manchega 98@08


Me dejó abrazado a una duday con miles de versos en la bocame quedé parado como una rocacuando la conocí casi desnuda Me cogió la mano y me dijo venme abrió una parcela del cieloy nos reímos mirando al suelopobres aquellos allá donde estén Como en una nube nos amamosdescendimos en múltiples destellosaún creyéndonos que éramos los amos Entonces súbito vinieron ellospara que nuestro amor impidamosnos separaron con sus atropellos.
Javier Pérez-Ayala Huertas

Primavera manchega 34587@08



INSPIRACIÓN
Huidiza me dejas anhelanteconverso en mis figuras,te sigue un término, un epíteto perdido,urdiendo el olvido,escudriñando la concordanciaenardeciendo los vocabloshilvanando las palabrasinquiriendo en el deliriodiluyendo lo aludido. Fugaz te encuentro,desnuda entre dudas vacilante en ideasaullando al descuido,gimiendo esperanzas,latiendo tañidos,fingiendo ilustreque me has conocido,postergas el olvidome dejas cautivo.
Javier Pérez-Ayala Huertas

Ruidera 958@08



VAGAS CAUTIVA
Entre las estrellas vagas cautivacon el vacío de tu indiferenciaconstruyendo los muros de tu ausencia, ya sientes la herida defensiva. Cautiva te importunas anhelante enardecida una idea has urdidoy en defensa de ella has salidocon tono grave te vuelves tajante. Vagas cautiva entre las azucenaspresa de tu temor de sentimientosque inducen las emociones ajenas. Furtiva carencia de sufrimientoste fortalece y rompes cadenasrecuperando todos tus fragmentos.
Javier Pérez-Ayala Huertas

Ruidera 3857@908



EL ROSAL
El suave mimo del pávido vientointerpreta la melodía ansiadadel discernimiento en alma liadaen cien espinas de temor sediento. Son heridas de un rosal vetustoque enmarañan el altanero talloen el que fortuitas rosas yo halloen la cosecha del invierno adusto Que es mi asustada vida mi tesoro,fundada bajo yugo de la espada, de flores trémulas la condecoro ¿Que profunda angustia es encargadade humillar mi goleta en el escoro prohibiendo que fluya sosegada?
Javier Pérez-Ayala Huertas

Ruidera 3857@08



EL ROSAL
El suave mimo del pávido vientointerpreta la melodía ansiadadel discernimiento en alma liadaen cien espinas de temor sediento. Son heridas de un rosal vetustoque enmarañan el altanero talloen el que fortuitas rosas yo halloen la cosecha del invierno adusto Que es mi asustada vida mi tesoro,fundada bajo yugo de la espada, de flores trémulas la condecoro ¿Que profunda angustia es encargadade humillar mi goleta en el escoro prohibiendo que fluya sosegada?
Javier Pérez-Ayala Huertas

Peñarroya 357@08



EL CASO ES QUE LA LUNA
El caso es que a veces busco en la lunaalgo de paz y algo de corduray me gustaría estar a su alturapara balancearme con su cuna. El caso es que a veces hallo ternuracuando me insinúa inoportunaen su suave soledad sin fortunaque me quede abrazado a su cintura. El caso es que me llaman lunáticocuando la luna me quedo mirandocon alegre rostro de fanático. El caso es que estoy alucinandocon este satélite enigmáticoque por la noche me esta iluminando.
Javier Pérez-Ayala Huertas

Ruidera 8357@08



DESDE MI CELDA
Desde mi dura clausura te escriboy te cuento que he encontrado un motivo,llama en la antesala de lo afectivoreformando los muros que derribo. Desde mi humanidad te busco e imploroque me acompañes en mi evasiónde sentimientos con decisiónen esta caída como un meteoro. Desde mi silencio busco palabra como lluvia busca la primaverapara que fecunde y sus frutos abra. Desde tu partida, mi vida enteradespunta en la soledad mas macabra.¡Que pena! Acabará de esta manera.
Javier Pérez-Ayala Huertas

Primavera Manchega 8357@08



ME CONOZCO TU CASA DE MEMORIA
Como lluvia traspasa tu ventanami alegría salpica tu cariñocon la sonrisa jocosa de niñoque descubre tu pena mas liviana.Como la llave que abre tu puertamis besos empujan tu conformidadagrandando tu fuerza de libertady te mantiene por siempre despierta.Como las flores que adornan tu salatu mirada me complace de gloriacon esa añoranza de colegiala.Como marcas la línea divisoriade esa amistad de la que haces gala.Me conozco tu casa de memoria.
Javier Pérez-Ayala Huertas

Primavera Manchega 347@08



DE SABIO, POETA Y LOCO
Algo de sabio, de poeta, de locoy de músico, de amigo, de idiotade amante, de miedo, de compatriota,de niño, tengo de todos un poco. De loco, sobre todo de locura,los corazones sanos se doctoranporque sólo los locos se enamoran,guarda luto apenado la cordura. De sabio, sólo sé que no sé nadacallando la sabiduría elijosolo los necios la creen encontrada. De poeta, en su letra busco cobijoque de poesía mi alma esta pobladasueño el sueño que de ella soy hijo.
Javier Pérez-Ayala Huertas

martes, 13 de mayo de 2008

Primavera Manchega 4968@08


COLLAGE
Ligeras cruzan las edades, hay quien las cuenta en días,y a través de su lluvia y su cenizacada vez más difícil resulta el resistirseal perezoso vivir animal de la costumbre.No sé por qué los versos que ahora escriboparecen versos clásicos, y total para decirque si después de tanto tiempo aún hoyaprieto tu recuerdo entiendo queestoy condenadoa naufragar todos los díascon la vejez que da el saberque aunque me he equivocado en todoesto es algo que especialmente he hechoen lo que más quería.

Santiago Montobbio

Primavera Manchega 9357@08



BIS
Es la historia de siempre y también en la que hay más enredaderas: una vez nos dieron la tierra, pero como nos dio la sensación de que no era sino otra forma de engañarnos y hacernos perder el tiempo entretejiendo la ilusión de que algún día íbamos a poder hacer algo con ella dejamos que se nos muriera. Sin llegar siquiera a ser un inútil consuelo nos queda la literatura como forma de tomarle el pulso a las miserias.

Santiago Montobbio

Primavera Manchega 894@08


EL MENDIGO
Al pie de una cuesta olvidada o llovida,al pie de una ajena infancia acaso, detrás de la tierray muchísimos años después de que tuviera nombre todoolvidado o llovido sólo pide en su entierro el mendigo que en monedas le sean dadas las limosnas, pocas o muchas.En monedas. De cobre o de espanto y, a veces, con el sonidode los abrazos perdidos, en monedas siempre, en monedas raídas.
Pues si alguien se olvidó de los relojesy otra noche aquí aún llegase las pondrá en los ojos, para no ver,una por una. Para no ver —noche vacía—, para no ver o para recordar saberse tan muerto como su sonido.

Bienvenidos

Gracias por entrar a mi blog. En esta página veréis momento personales de mi vida,aderezados con mis fotos,unas malas y otras no tanto. Me encantaría que las comentárais. Espero que os guste.